Estoy de vuelta una vez más,
no sé con que objetivo ni por cuanto tiempo. Pero eso es lo de
menos.
Lo bueno del invierno es
estar así ahora, en la cama con una manta gordita, un nesquik y
rodeada de velas.
Para mi desgracia tengo una
lista de deseos más larga de lo que mi cartera se puede permitir, ya
sabeis... la consumista campaña navideña en la que inveitablemente
me incluyo.
Si hay algo que ansío de
todo esto es abandonar la dieta que sigo durante un par de días,
cuento las horas que faltan para comer algo hipercalórico. Ansia
viva.
Con ganas de coger una cámara y pasearme por la ciudad para preparar cosas nuevas. Ojalá pronto.
La foto de compañía es del
verano, no tiene nada que ver con lo anterior, pero también lo echo
de menos.